Kyoto y las trepidantes metrópolis industriales del sur es camino obligado para llegar a las tranquilas villas de pescadores de la sierra de poniente. La destrucción nuclear de las dos ciudades, tristemente famosas, aceleró el fin de la Segunda Guerra Mundial, dejando prácticamente intactas las relativamente pequeñas aldeas pesqueras de la costa oeste, más alejada del epicentro de la contienda. Ello fue así, entre otras razones, porque los bombarderos atacantes eran de hélice, con un techo de vuelo que no aconsejaba sobrevolar zonas escarpadas.
La estructura física y situación geográfica de las poblaciones de la costa oeste es comparable a la de Soller en la isla de Mallorca. La isla de Honshu es notablemente mayor que la Balear, por lo que la llegada de cualquier producto de élite a estas villas costeras, relativamente mal comunicadas, es complicada por no decir imposible y, en consecuencia, prácticamente nula.