En la “Acadèmia Catalana de Gastronomia i Nutrició” hemos de celebrar haber llegado a una situación en que quien al fin, por fortuna, la preside es alguien de reconocido prestigio en nuestra sociedad civil, Carles Vilarrubí.
Con la ayuda de sus brillantes e incansables vicepresidentes, se ha marcado como objetivo abrir paso a una nueva generación de auténticos “académicos”.Hace más de una década que, como vicepresidente y miembro de la “taula directiva”, postulo que la presidencia debe ser ostentada por un prohombre de la categoría de Vilarrubí, que por su elevada posición no necesita vestirse o hacer fortuna con el cargo, sino que por el contrario aporta su prestigio a la institución.
Vilarrubí tiene claro que hoy la “Academia” no puede continuar con las rutinas de cuando era una simple asociación formada por un grupo de amigos, que tuvo el acierto y osadía de autodenominarse “academia”.
Declarada “corporación de derecho público”, ha llegado la hora de la refundación, todos coincidimos en que es el momento de dar este gran salto cualitativo que ha de convertirla, tal como las instituciones esperan de nosotros, en una auténtica “Academia”.
Terminada la etapa en que, a la muerte del fundador Nestor Luján, ha sido reiteradamente liderada de forma que, aprovechando la estructura presidencialista creada desde la lógica “autoritas” del fundador, han utilizado la institución para beneficiar la arquitectura de sus negocios, engrasando su actividad profesional con nuevos contactos.
Hace décadas que clama por ello la élite de los medios, que conociéndome como verdadero amante de la gastronomía, me interroga perpleja.
Afortunadamente la nueva presidencia goza del necesario carisma para quedar al margen de cualquier sospecha.
Hoy, liderados por nuestra flamante y prestigiosa cúpula presidencial, se nos abre una oportunidad de oro para presentarnos al mundo académico y de la comunicación en general con la cara bien alta, anunciando la nueva dimensión que se vislumbra para la entidad.
Tan solo nos falta encontrar una empresa de comunicación y relaciones públicas que nos ayude en la ardua tarea de mejorar nuestra imagen como entidad, no olvidando que ello es una labor de las personas que ha de venir acompañada de hechos tangibles.